domingo, 24 de julio de 2011

LA DAMA DE SHALLOT

Esta es una bella y corta historia que os voy a relatar brevemente perteneciente a las leyendas "Artúricas".

Cuenta la leyenda que en la isla de Shallot frente a "Camelot" habia un gran castillo y que en su torre vivia una hermosa dama que habia sido encerrada. Elena, que asi se llamaba la dama pasaba los dias y las noches tejiendo en su telar. Tejiendo y tejiendo pasaba sus dias en la fria torre sin salir de ella, mientras entre hilada e hilada, la dama entonaba bellos cantos de amor que los aldeanos del lugar escuchaban a su paso por las laderas del castillo.

Un dia un susurro llego hasta Elena, este le advertia de una maldición si miraba desde la torre hacia Camelot. Asi que solo podia ver Camelot desde el espejo que habia en la torre.Entre tanto la dama tejia las imagenes de las gestas de "Los Caballeros de la Mesa Redonda" que veia desde su espejo.

Un dia paseaba "Sir Lancelot" a la grupa de su brioso corcel, ataviado de reluciente armadura  con yelmo adornado de penacho, cuando de pronto Elena vió el reflejo del apuesto caballero. Tal fue el embelesamiento que creó en ella, que no pudo más que dejar rauda su telar y salir corriendo a mirar por la ventana.

Pero al igual que todo llega en la vida, también llego el momento de la maldición. En el mismo momento en que Elena miró por primera vez a Camelot, el espejo se quebró en mil pedazos y una fuerte rafaga de viento arrancó la tela que estaba tejiendo llevandosela por la ventana.Presa del miedo por la maldición Elena salió corriendo del castillo,  junto a la rivera tomó una barca en la que escribió su nombre y embarcó destino a Camelot.

Por el camino la doncella entonaba su cantico de muerte. Más tarde los aldeanos de la zona descubrierón la barca y al mirar en su interior vierón el bello e inerte cuerpo de Elena. Los rumores corrierón por toda la ciudad hasta llegar al más noble de sus "Paladines", "Sir Lancelot" quien conociendo la historia rogó piadosamente a Dios por el alma de Elena.


Aqui os dejo la mejor exposición de esta historia: los versos de Alfred Tennyson.


LA DAMA DE SHALLOT

  I

A ambos lados del río se despliegan
sembrados de cebada y de centeno
que visten la meseta y el cielo tocan;
y corre junto al campo la calzada
que va hasta Camelot la de las torres;
y va la gente en idas y venidas,
donde los lirios crecen contemplando,
en torno de la isla de allá abajo,
        la isla de Shalott.

El sauce palidece, tiembla el álamo,
cae en sombras la brisa, y se estremece
en esa ola que corre sin cesar
a orillas de la isla por el río
que fluye descendiendo a Camelot.
Cuatro muros y cuatro torres grises
dominan un lugar lleno de flores,
y en la isla silenciosa vive oculta
        la Dama de Shalott.

Junto al margen velado por los sauces
deslízanse tiradas las gabarras
por morosos caballos. Sin saludos,
pasa como volando la falúa,
con su vela de seda a Camelot:
mas, ¿quién la ha visto hacer un ademán
o la ha visto asomada a la ventana?
¿O es que es conocida en todo el reino,
        la Dama de Shalott?

Sólo al amanecer, los segadores
que siegan las espigas de cebada
escuchan la canción que trae el eco
del río que serpea, transparente,
y que va a Camelot la de las torres.
Y con la luna, el segador cansado,
que apila las gavillas en la tierra,
susurra al escucharla: "Ésa es el hada,
        la Dama de Shalott".

II

Allí está ella, que teje noche y día
una mágica tela de colores.
Ha escuchado un susurro que le anuncia
que alguna horrible maldición le aguarda
si mira en dirección a Camelot.
No sabe qué será el encamtamiento,
y así sigue tejiendo sin parar,
y ya sólo de eso se preocupa
        la Dama de Shalott.

Y moviéndose en un límpido espejo
que está delante de ella todo el año,
se aparecen del mundo las tinieblas.
Allí ve la cercana carretera
que abajo serpea hasta Camelot:
allí gira del río el remolino,
y allí los más cerriles aldeanos
y las capas encarnadas de las mozas
        pasan junto a Shalott.

A veces, un tropel de damiselas,
un abad tendido en almohadones,
un zagal con el pelo ensortijado,
o un paje con vestido carmesí
van hacia Camelot la de las torres.
Y alguna vez, en el azul espejo,
cabalgan dos a dos los caballeros:
no tiene caballero que la sirva
        la Dama de Shalott.

Pero aún ella goza cuando teje
las mágicas visiones del espejo:
a menudo en las noches silenciosas
un funeral con velas y penachos
con su música iba a Camelot;
o cuando estaba la luna en el cielo
venían dos amantes ya casados.
"Harta estoy de tinieblas", se decía
        la Dama de Shalott.

III

A un tiro de flecha de su alero
cabalgaba él en medio de las mieses:
venía el sol brillando entre las hojas,
llameando en las broncíneas grebas
del audaz y valiente Lanzarote.
Un cruzado por siempre de rodillas
ante una dama fulgía en su escudo
por los remotos campos amarillos
        cercanos a Shalott.
Lucía libre la enjoyada brida
como un ramal de estrellas que se ve
prendido de la áurea galaxia.
Sonaban los alegres cascabeles
mientras el cabalgaba a Camelot:
y de su heráldica trena colgaba
un potente clarín todo de plata;
tintineaba, al trote, su armadura
        muy cerca de Shalott.
Bajo el azul del cielo despejado
su silla tan lujosa refulgía
el yelmo y la alta pluma sobre el yelmo
como una sola llama ardían juntos
mientras él cabalgaba a Camelot.
Tal sucede en la noche purpúrea
bajo constelaciones luminosas,
un barbado meteoro se aproxima
        a la quieta Shalott.
Su clara frente al sol resplandecía,
montado en su corcel de hermosos cascos;
pendían de debajo de su yelmo
sus bucles que eran negros cual tizones
mientras él cabalgaba a Camelot.
Al pasar por la orilla y junto al río
brillaba en el espejo de cristal.
"Tiroliro", por la margen del río
        cantaba Lanzarote.
Ella dejó el paño, dejó el telar,
a través de la estancia dio tres pasos,
vio que su lirio de agua florecía,
contempló el yelmo y contempló la pluma,
dirigió su mirada a Camelot.
Salió volando el hilo por los aires,
de lado a lado se quebró el espejo.
"Es ésta ya la maldición", gritó
        la Dama de Shalott.
 
IV
Al soplo huracanado del levante,
los bosques sin color languidecían;
las aguas lamentábanse en la orilla;
con un cielo plomizo y bajo, estaba
lloviendo en Camelot la de las torres.
Ella descendió y encontró una barca
bajo un sauce flotando entre las aguas,
y en torno de la proa dejó escrito
        La Dama de Shalott.

Y a través de la niebla, río abajo,
cual temerario vidente en un trance
que ve todos sus propios infortunios,
vidriada la expresión de su semblante,
dirigió su mirada a Camelot.
Y luego, a la caída de la tarde,
retiró la cadena y se tendió;
muy lejos la arrastró el ancho caudal,
        la Dama de Shalott.

Echada, toda de un níveo blanco
que flotaba a los lados libremente
-leves hojas cayendo sobre ella-,
a través de los ruidos de la noche
fue deslizándose hasta Camelot.
Y en tanto que la barca serpeaba
entre cerros de sauces y sembrados,
cantarla oyeron su canción postrera,
        la Dama de Shalott.

Oyeron un himno doliente y sacro
cantado en alto, cantado quedamente,
hasta que se heló su sangre despacio
y sus ojos se nublaron del todo
vueltos a Camelot la de las torres.
Cuando llegaba ya con la corriente
a la primera casa junto al agua,
cantando su canción, ella murió,
        la Dama de Shalott.

Por debajo de torres y balcones,
junto a muros de calles y jardines,
su forma resplandeciente flotaba,
su mortal palidez entre las casas,
ya silenciosamente en Camelot.
Viniendo de los muelles se acercaron
caballero y burgués, señor y dama,
y su nombre leyeron en la proa
        La Dama de Shalott.    
¿Quién es ésta? ¿Y qué es lo que hace aquí?
Y en el cercano palacio encendido
se extinguió la alegría cortesana,
y llenos de temor se santiguaron
en Camelot los caballeros todos.
Pero quedó pensativo Lanzarote;
luego dijo: "Tiene un rostro hermoso;
que Dios se apiade de ella, en su clemencia,
        la Dama de Shalott".

1 comentario:

  1. Es una historia muy bella, pero a la ver muy triste, me a gustado mucho.

    Pero pienso yo, si no podía ver camelot, porque no se fue a una distancia que no pudiera verlo ni con catalejo XDDDD digo yo

    Un lameton Miauuuuuuuuuuuuu

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